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Entendemos por cronograma de un proyecto toda representación escrita o gráfica de la estructuración del tiempo en vistas al desarrollo de un trabajo. En este post te ofrecemos una propuesta de pasos a seguir para elaborar el cronograma de un proyecto.
El primer paso para elaborar el cronograma de un proyecto es definir bien el objetivo o los objetivos del mismo. Si no sabemos adónde queremos llegar o qué queremos conseguir, difícilmente podremos detallar los pasos necesarios para ello.
Definir un objetivo implica concretarlo lo máximo posible. Para ello, podemos responder a las seis W:
Una vez que hemos definido bien los objetivos, el siguiente paso que debemos dar para elaborar el cronograma de un proyecto es detallar las acciones que vamos a llevar a cabo, también con el mayor detalle posible.
Es en este segundo paso cuando crearemos las piezas del puzzle: una serie de actividades que, cuando estén realizadas, nos habrán ayudado a alcanzar nuestro o nuestros objetivos. Podemos (y es buena idea hacerlo) responder de nuevo a las seis W, pero en este caso enfocadas hacia cada una de las acciones que llevaremos a cabo. Es decir, para cada acción definiremos un qué, un cuándo, un quién, un dónde, un porqué y un cómo.
Destacamos aquí la importancia de detallar más aún el cuándo, de forma que para cada acción respondamos a otras preguntas como “¿cuándo comenzaremos esta acción?” o “¿cuándo deberá estar finalizada?”. Esto es de especial utilidad, sobre todo, cuando las acciones están encadenadas y unas dependen de otras.
De esta forma, no solo identificaremos las actividades necesarias para ver nuestro objetivo cumplido, sino que también las secuenciaremos y las delimitaremos en el tiempo. Esto es de vital importancia para el siguiente paso.
Con las actividades ya detalladas, el cronograma de un proyecto deberá ser reflejado por escrito o de forma gráfica. El motivo es que, si lo hacemos así, posteriormente podremos consultarlo cuando haga falta e incluso podremos modificarlo sobre la marcha si fuese necesario, algo que es bastante habitual. Si no lo plasmamos en papel o en un archivo de ordenador y nos quedamos solo con la palabra hablada, ocurrirá lo que siempre se dice: que las palabras se las llevará el viento. Y cuando las palabras se las lleva el viento es cuando comienza la desorganización, la desmotivación y el rumbo errático hacia nuestros objetivos.
Para reflejar por escrito el cronograma de un proyecto, contamos con distintas herramientas y modelos, entre los que destacamos los dos siguientes diagramas:
El cuarto y último paso para elaborar el cronograma de un proyecto es el seguimiento. Seguimiento entendido como la verificación de que cada actividad se lleva a cabo como estaba previsto y, en caso contrario, como la modificación necesaria de dicha actividad y todas las dependientes de ella.
Así, a través de estos cuatro pasos, habremos establecido el cronograma de nuestro proyecto.
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