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El perfil laboral, es decir, el resumen de la formación, experiencia y otros datos importantes que los trabajadores incluyen en su currículum vitae, es uno de los aspectos necesarios para cualquier departamento de recursos humanos que desee contratar a personas eficaces y eficientes.
Estrategias para la gestión de los recursos humanos en la empresa
A la hora de elegir a sus futuros empleados, muchas empresas se ciñen únicamente a los logros acreditados, es decir, que cuentan con un título o un certificado. Los ejemplos más conocidos de este tipo de acreditaciones los encontramos en la formación, tanto reglada como no reglada, y en la experiencia profesional previa. Sin embargo, un perfil laboral es mucho más. Conocer los aspectos que vamos a destacar en este post es vital para cualquier empresa que no quiera arrepentirse de haber contratado a un trabajador que realmente no encaja en el puesto que se le ha adjudicado.
En primer lugar, como aspecto prioritario en el perfil laboral debemos atender al objetivo profesional, es decir, qué es lo que desea alcanzar el potencial trabajador en su carrera profesional. Si nuestra empresa es una de las mayores referencias en el mercado de la bolsa, por ejemplo, es poco probable que encaje en ella una persona cuyo objetivo profesional es escribir y publicar novelas de ficción.
Hay quienes incluyen su objetivo profesional en su currículum vitae o en su carta de presentación, pero también hay quienes no lo hacen. La labor de un buen departamento de recursos humanos es, en primer lugar, preguntarle al candidato en cuestión cuál es su objetivo profesional en el caso de que no lo haya incluido y, en segundo lugar, comprobar y confirmar que realmente lo que nos dice es aquello que desea.
Otro aspecto esencial a la hora de confeccionar el perfil laboral de un candidato a un puesto de trabajo son sus habilidades o aptitudes. Es muy frecuente que una persona reúna una serie de habilidades de las que no posee acreditación. Un ejemplo lo encontramos en habilidades estratégicas perceptivas como la observación o la capacidad de análisis. Es extraño que una persona pueda acreditar con un diploma o con un certificado que posee dichas aptitudes.
Si el candidato no ha incluido sus habilidades en su currículum, debemos preguntarle acerca de ellas y posteriormente, junto a las de los candidatos que sí las han destacado, comprobar si realmente las poseen. Para ello, existen herramientas específicas como, siguiendo el ejemplo de las habilidades estratégicas perceptivas, los test psicotécnicos y de personalidad.
Así como las aptitudes son importantes para definir el perfil laboral de una persona y ver si encaja con lo que nuestra empresa necesita, lo mismo ocurre con las actitudes. Si bien las aptitudes se refieren a las habilidades y capacidades de un candidato, las actitudes se dirigen hacia los comportamientos y las formas de ver las cosas. ¿Qué actitud muestra un candidato hacia unas épocas de trabajo en las que probablemente deba hacer horas extraordinarias? ¿Y hacia el trabajo en equipo, que cada día es más necesario en el entorno empresarial? Descubrir la respuesta a estas y otras preguntas similares nos ayudará a confeccionar con mayor acierto el perfil laboral de cada candidato y así disponer de más información a partir de la cual tomar una decisión.
No podemos finalizar este artículo acerca del perfil laboral sin antes mencionar la importancia de la sobrestimación y de la subestimación personal. Un candidato que se sobrestima o que se subestima puede provocar problemas en el futuro. Podemos detectar indicios de sobrestimación ante frases como “soy el mejor en…” o de subestimación ante frases como “nunca he logrado…”. Este tipo de actitudes nacen de una autoconfianza y de una autoestima excesivas en el primer caso y bajas en el segundo. Autoconfianza y autoestima son aspectos clave de la inteligencia emocional, una cuestión esencial en el entorno empresarial de la actualidad. Si comprobamos que una persona no tiene desarrollada la suya, es probable que no sea el candidato adecuado.
De esta forma y a modo de resumen, si tuviéramos que destacar qué aspectos consideramos vitales a la hora de definir el perfil laboral de los candidatos a un puesto de trabajo, resaltaríamos el objetivo u objetivos profesionales, las aptitudes y las actitudes, dentro de las cuales la inteligencia emocional ocupa un espacio determinante.
Por supuesto, habrá casos en los que sea necesario más, pero el mínimo indispensable se encuentra en estos tres elementos mencionados.