Comunicación y empresa: primera pareja
No es ningún secreto que para que una empresa funcione es necesaria una buena comunicación. Esta comunicación podemos entenderla desde distintas perspectivas:
1. En función de con qué nivel del organigrama empresarial se comunique cada persona. Hablamos en este caso de comunicación vertical, que puede ser ascendente o descendente, y de comunicación horizontal.
2. En función de en qué lugar respecto a la empresa se encuentren las partes. En este caso podemos hablar de comunicación interna y externa. Si el acto comunicativo ocurre entre dos o más personas que se encuentran dentro de la empresa, hablamos de comunicación interna; si ocurre entre personas que forman parte de la empresa y personas que no forman parte de ella, como pueden ser los clientes actuales o potenciales, hablamos de comunicación externa.
3. En función del tipo de estímulos que empleemos. Podemos distinguir en este caso entre comunicación verbal, en cuyo caso los estímulos empleados son palabras, y entre comunicación no verbal, en cuyo caso hablamos de estímulos visuales como los gestos o las expresiones faciales y de estímulos auditivos como el tono de voz o los propios silencios (lo que se conoce como paralenguaje).
Ahora bien, independientemente del tipo de comunicación de empresa ante el que nos encontremos dentro de los anteriores, ¿realmente exprimimos todas sus posibilidades si no contamos con la tecnología? ¿Podría ser la comunicación vertical tan eficaz si no contásemos con ella? ¿Y la difusión masiva y económica de mensajes verbales y/o visuales a nuestro público objetivo si no contásemos con internet? En este punto, vemos que nos falta una pata del taburete.
Comunicación y tecnología: segunda pareja
Si hablamos de comunicación y tecnología dejando la empresa a un lado, es obvio que nuestra sociedad ha avanzado increíblemente en muchos aspectos: posibilidad de enviar mensajes de texto e incluso archivos de forma gratuita, videollamadas de buena calidad, sincronización entre distintos dispositivos, formación online…
Todas estas ventajas que nos aporta la tecnología, además de ser aplicables al mundo personal, también guardan una relación directa con la empresa. En primer lugar, detrás de cada uno de los servicios tecnológicos mencionados se encuentra una empresa que los ofrece. En segundo lugar, los consumidores de dichos servicios pueden ser tanto particulares como otras empresas.
Empresa y tecnología: tercera pareja
Tal y como acabamos de comentar, las empresas también utilizan la tecnología para satisfacer sus objetivos comunicativos. De hecho, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que, a día de hoy, una empresa que no utilice la tecnología no tiene futuro en el mercado. La tecnología ofrece una serie de ventajas que se transforman en un mayor ahorro de costes y una mayor generación de beneficios, así que cualquier empresa que decida mantenerse al margen del ámbito tecnológico permanecerá, en lo que respecta a reducción de costes y aumento de ingresos, por debajo de las empresas que sí lo hagan. En definitiva: no será competitiva en el mercado.
Ahora bien, una empresa puede beneficiarse de la tecnología en otros campos más allá de la comunicación. La digitalización empresarial es un imperativo para cualquier empresa que quiera competir en el mercado actual. A fin de cuentas, el objetivo final de toda empresa es la generación de la mayor cantidad de beneficios, y dado que la tecnología puede ayudarnos a cumplir esa misión con costes realmente asequibles, ¿por qué no utilizarla?
Comunicación, empresa y tecnología: cómo se complementan entre sí
Como hemos visto en cada uno de los puntos anteriores, comunicación, empresa y tecnología funcionan como las tres patas de un mismo taburete: si una de ellas falta, el taburete cojea (siempre que hablemos del entorno mercantil, por supuesto).
Por lo tanto, cada vez que nos surja una duda acerca de cómo aumentar los beneficios de nuestra empresa, recordemos que la clave la tienen estos tres conceptos, pero solo si los trabajamos de forma integrada los unos con los otros y, además, con el resto de procesos de la empresa.
