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Contabilizar leasing financiero de tus impresoras tiene algunas diferencias con respecto al renting. Por esa razón conviene que empecemos por asegurarnos que lo que tenemos es un leasing financiero y no un renting.
Lo primero que debemos saber es que un leasing o arrendamiento financiero de impresoras es un contrato mediante el cual alquilamos las impresoras durante un plazo de tiempo pactado, al final del cual tenemos una opción de compra sobre esas impresoras por un importe llamado “valor residual”.
Esa opción de compra final podemos hacerla efectiva pasando las impresoras a ser de nuestra propiedad o podemos no ejercitarla, teniendo entonces que devolver las impresoras.
En la cuota del alquiler suelen estar incluidos una serie de servicios como son los posibles repuestos que sean necesarios durante su uso, el servicio técnico así como los consumibles.
Se trata de un método de financiación que permite adquirir impresoras de última generación de forma cómoda sin tener que preocuparse de reparaciones durante el tiempo en que se paga la cuota.
Desde el punto de vista contable, conviene distinguir desde el inicio si nos encontramos ante un leasing o un renting. Haciendo bien esta distinción podremos contabilizar leasing correctamente:
A la hora de contabilizar un leasing financiero de impresoras debemos tener en cuenta tres momentos diferentes:
Cuando firmamos el contrato de leasing:
Cuando vamos pagando las cuotas del leasing:
Cuando ejercemos la opción de compra:
Conviene añadir que para contabilizar leasing correctamente, al cierre de cada ejercicio se debe reclasificar la deuda del largo al corto plazo, para los doce meses correspondientes al año que se inicia. Igualmente debemos contabilizar en cada cierre de ejercicio la amortización de las impresoras para el ejercicio que finaliza.
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