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El Cuadro de Mando Integral (CMI) es una herramienta y un modelo de gestión que permite crear una serie de objetivos medibles que reflejen la estrategia empresarial, a través de indicadores medibles y cuantificables. Estos indicadores son el resultado de las medidas de acción que la empresa realiza alineados con su estrategia. Así, se obtiene una visión objetiva y común de la evolución de la compañía. En ocasiones, ciertos indicadores pueden estar relacionados pero, en general, se establecen indicadores por áreas. El indicador es de un detalle más simple en su estructura conforme está orientado a dirección, y más complejo y detallado, de grano fino, cuando el indicador está orientado a estructuras más bajas del organigrama empresarial. Típicamente, el Director General y el Comité de Dirección analizarán indicadores de nivel macro, es decir, indicadores que reflejan el cumplimiento o no de objetivos, mientras que los Mandos Intermedios bajan al detalle de la razón del porqué de esos resultados con otros indicadores.
Los procesos de negocio como habilitadores del éxito en las organizaciones
Generalmente, los cuadros de mando tienen cuatro focos: indicadores financieros, de desarrollo del negocio, de relación con clientes y de la mejora o estado de procesos.
Para entender este concepto de cuadro de mando integral vamos a tomar como ejemplo el sector farmacéutico. Como otros sectores, el farmacéutico también necesita una serie de indicadores y cuadros de mando que midan la evolución de la estrategia, el cumplimiento de objetivos y el resultado de sus planes de acción, tanto de fuentes de información internas como externas.
El sector farmacéutico es un sector regulado y, por tanto, está conformado por empresas que tienen información interna generada por sus propias acciones pero, también, datos tabulados entregados por terceros partners.
Veamos, a continuación, una serie de ejemplos de indicadores de cada uno de ellos:
Indicadores con fuente interna:
Indicadores con fuente externa:
Como hemos visto, los cuadros de mando permiten a las empresas poder ver su evolución interna y los resultados de la gestión de la estrategia empresarial. Estos indicadores pueden obtenerse a partir de datos internos generados por el negocio, pero, también, pueden ser combinados con datos de fuentes externas (como Nielsen, en el sector farmacéutico) y resultan claves para la dirección y su toma de decisiones estratégicas.