Cuando observamos detenidamente los aparatos electrónicos que solemos llevar encima, nos damos cuenta de que estos son variaciones portátiles de otros objetos que normalmente usamos en casa o en nuestros puestos de trabajo. Los teléfonos móviles son en realidad variaciones portátiles de los antiguos teléfonos fijos. Los reproductores mp3, en realidad, no aportan más que los antiguos equipos fijos de música salvo su portabilidad. Y en esta misma línea, las impresoras portátiles se siguen usando para imprimir documentos pero añadiendo la portabilidad al uso.
Usamos los portátiles, las tablets o los smartphone para crear documentos en cualquier momento, independientemente del lugar en el que nos encontremos pero, hasta hace poco, teníamos que utilizar el ingenio para poder imprimir esos mismos documentos creados. Podíamos buscar una impresora en un ciber café o en el hotel, instalar el driver e imprimir, enviábamos el documento a un servidor de nuestro cliente desde donde nos lo imprimían o un sinfín de variantes ingeniosas y, por supuesto también, por qué no decirlo, tediosas.
Afortunadamente, con la aparición de las impresoras portátiles la tarea se ha hecho mucho más sencilla. Existen tanto impresoras para imprimir documentos como las compactas impresoras para la impresión de fotografías desde un portátil, un teléfono móvil e incluso una cámara digital.
Las impresoras portátiles nos permiten imprimir documentos o imágenes cuando estamos alejados de nuestra red corporativa. Normalmente, sin cables para facilitarnos el transporte y su manipulación posterior, suelen estar dotadas de bluetooth o de tecnologías wireless e incluso, las más antiguas, de infrarrojos.
Para las personas que viajan mucho, una impresora móvil es mejor opción que andar buscando impresoras disponibles por los alrededores. Son compactas, ligeras y pueden operar incluso con baterías. Muchas de estas impresoras móviles incluso caben en el bolsillo o en una pequeña bolsa de mano.
