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La psicología positiva puede dar respuesta a preguntas tan habituales en la empresa como, por ejemplo, cómo mejorar el clima laboral, algo de lo que ya hablamos anteriormente. Sin embargo, si no la usamos con sabiduría, puede provocar estados emocionales dolorosos en nuestros empleados que, en muchas ocasiones, será difícil revertir.
En este post vamos a centrarnos en ambos aspectos, destacando las claves para un buen uso de la psicología positiva.
Cloud computing y movilidad en la empresa.
En primer lugar, centrémonos en cómo mejorar el clima laboral de nuestra empresa.
Es evidente que un ambiente laboral en el que haya discusiones y roces entre las personas, sea entre compañeros o entre trabajadores y personas externas a la empresa (clientes, proveedores…), repercutirá negativamente en los beneficios empresariales. Por lo tanto, debemos asegurar un buen clima laboral para todos.
La psicología positiva puede ayudarnos si a las personas que forman parte de la empresa les enseñamos a automotivarse y a motivar a los demás:
Como vemos, enseñar a pensar en positivo a través de la formación o de la propia cultura empresarial puede repercutir a favor de los beneficios en la empresa. Veamos ahora cómo manejar esto con tiento y sabiduría.
En el punto anterior veíamos cómo mejorar el clima laboral enseñando a los trabajadores de nuestra empresa a automotivarse a partir de cualquier tipo de tarea. Sin embargo, debemos ser conscientes de que en ello hay una serie de límites.
Por poner un ejemplo extremo, si a un trabajador A le destinamos todas las tareas repetitivas y monótonas y a otro trabajador B le encargamos los trabajos más productivos y motivadores, se creará un desequilibrio en el que el trabajador A comparará, consciente o inconscientemente, su trabajo con el del trabajador B y se sentirá presa de una injusticia. En esos momentos, donde las emociones más dolorosas entran en juego, la psicología positiva poco podrá hacer. Por lo tanto, debemos procurar un equilibrio en la asignación de tareas.
Es obvio que no todos los trabajadores tendrán el mismo cometido en la empresa ni tampoco el mismo perfil profesional, por lo que, si en algún momento es imprescindible generar un desequilibrio como el del ejemplo anterior, procuraremos que las personas que forman parte de dicho desequilibrio trabajen en lugares distantes.
Por otro lado, también debemos tener en cuenta que cada trabajador cuenta con su propia personalidad y que habrá algunos que disfruten de las tareas creativas, mientras que otros se encontrarán cómodos ante las tareas repetitivas. Es por ello que a veces se generan desequilibrios que no tienen por qué ser perjudiciales para la empresa. De modo que, antes de cualquier otra cosa, lo principal a la hora de asignar tareas es conocer la personalidad de cada uno de nuestros empleados.
Para terminar, destaquemos cómo mejorar el clima laboral huyendo del peligro que puede suponer una psicología positiva mal usada. Acostumbrar a nuestros empleados a utilizar el pensamiento positivo puede ser muy beneficioso, pero debemos asegurarnos de que entienden que dicho pensamiento tiene límites. Un ejemplo extremo lo encontramos en personas que invierten temerariamente el 90% de sus ahorros a riesgo de perderlos y que, ante dicha posibilidad, piensan de forma positiva “si los pierdo al menos me quedará el 10%, podría ser peor”. Sin embargo, el hecho de haber perdido el 90% sigue ahí.
Por este motivo debemos transmitir a nuestros empleados los peligros de un pensamiento positivo exagerado y hacerles comprender que pensar en negativo no siempre es malo. La clave, como siempre, está en el equilibrio.
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